lunes, 10 de enero de 2011

1 - Un chic@ de provincias y un romance inesperado











Me llamo Angel, y me va la marcha.
Venga, puedo decirlo más alto pero no más claro. Me va el mambo, el rollo, los sitios de ambiente, menear el pandero para que los chicos me vean y, si alguno muerde el anzuelo, dejarnos llevar por los instintos en el servicio de caballeros. O en el de chicas, si el de tíos tiene cola como suele suceder.
Esta declaración de principios no debe sonar frívola pues para mi, propietario de este cuerpo loco en una ciudad pequeña, me lleva aparejada toda una actitud ante la vida porque, no hace falta decirlo, los chicos malos enseguida nos hacemos visibles en este entorno provinciano en el que me toca vivir. De ahí que, al igual que Superman de día es un chico con gafas y cara de memo que no evidencia para nada su afición a las mallas ajustadas y el pelo engominado, pues yo de día soy un anodino rostro pálido en una amarillenta oficina, tan anodino que si me quedo quieto junto al ficus hay quien tiene problemas en discernir quien es quien. Pero cuando llego a casa...tachán. Me pongo el pelucón rubio, los zapatones de plataforma, una dosis de pintura que bien puede subsanar los defectos de chapa del acorazado Potemkim y ¡hala!, a beber chupitos y menear el esqueleto a la espera de que llegue algún pardillo a quien, en un momento dado, enseñarle el tiburón.
Ok, ok, no doy el pego para nada porque mi sobrado metro-ochenta y mi barba cerrada no aportan femineidad ninguna a mis maneras, pero chico, no lo sé, quizás es esa mirada mía a las 4 de la mañana de perro San Bernardo tras haberse bebido esa barrica de coñac que les cuelga del pescuezo, o será el desparpajo de new-york-girl con el que coloco mis pantorrillas peludas encima de la barra; sea lo que sea el caso es que triunfo y, cuando asoma el susodicho tiburón, las caras son más de alivio que de la decepción que sentirían si lo que hubiese bajo el panty fuese un chochete pelón sin más historia ni contratiempo. Que a veces me da por el rollo macho-man, y me planto la chupa de cuero y las gafas de sol que me dan un aire muy kevincostner y triunfo igual pero no sé, me da morbete lo de arremangarme la falda y poner a cuatro patas al chavalote de turno. Es como la comida de los chinos, cosa de contrastes y tal.
Vale, a veces he pillado con algun pardillo que igual se pensaba que estaba con una de esas centroeuropeas tan altas y tan macizorras que tanto confunden al género masculino ( por la parte que me toca , y cuando ha visto que yo de polaca nada ha salido por patas,  pero he de decir que en una escala del 1 al 100, el índice de tipos que "me han dejao en el abandono" como dice la canción ha sido de un mísero 2 o 3 por ciento. Porque me va la marcha, ya lo he dicho, y como decía un novio mío que era muy saleroso y muy apañao, tanto me da la jota que el bolero, y siempre termino encontrando la forma de ponernos de acuerdo para tener un asuntito. Así que, en el momento en que todo comenzó, se podría decir que yo ya había pasado por todo y no había nada que me sorprendiera. No es que estuviese desengañado de la vida, no, porque a pesar de los tiros que llevo ya pegados pues todavía me embarga la emoción cuando el macho de turno coloca los pulgares en el elástico de sus calzoncillos y me presenta una polla nueva y desconocida...
...¿que?...oh, no, desagradecido en absoluto, me emociona la novedad pero cuando un cacharro me ha hecho pasar un buen rato, saludo el reencuentro con la intensidad que se merece. Porque en un sitio no demasiado grande como este, llega un momento en que parece que uno ya ha visto todas las pollas y mientras aguardas el verano y los turistas en busca de experiencias nuevas, hay que mantener la agenda y los contactos.
Hasta aquí, este es mi decálogo ( si es que salieron diez puntos ) de normas para la vida, las que yo acataba para seguir disfrutando cada minuto y no mustiarme como un geranio al que han puesto en un rincón demasiado oscuro. Pero mi historia no es sobre todo lo que pasó antes, mi historia empieza en el momento en que mi pacífica y promiscua realidad se fue al garete.Y es que la vida es muy perra, y por muy agradecido y muy satisfecho que se encuentre uno con ella, al final siempre termina por darte un zarandeo, no sé si para que valores lo que en su momento tienes o porque le jode un poco el que la gente esté feliz con lo que tiene sin pedirle nada a nadie...
Así que ahí me encontraba yo una madrugada en el servicio de caballeros, con los pelos alborotados y el rimmel de ojos en plan mapache tras haberle hecho a un gordito veinteañero creo que la mamada de su vida (es lo que tienen las mamadas, que son fatales para el makeup ), pensando que me quedaban tres horas para ir a casa, echar una siesta y presentarme en la oficina en donde Vicky, la secretaria de personal que es una zorra de cuidado, me diría lo de "huy-huy-huy-como te perjudicas tú, a saber lo que haces por ahí con esa cara de panolis que tienes"...Vicky es a mi lo que Louis Lane a Superman, la única cotilla que amenaza con descubrir mi identidad secreta y la verdad, me tiene frito...
 Cuando el gordito y yo nos habíamos metido en el WC, el garito en que me encontraba ( un antro llamado "Bora-Bora" que sin lugar a dudas ha conocido mejores tiempos ) estaba casi vacío, por lo cual era el momento adecuado para que una chica decente volviera a su casa porque la noche había dado de sí todo lo que tenía que ofrecer. O eso pensaba yo, tonto de mi.
Dejé la peluca en el lavabo y cuando empecé a lavarme la cara planeando una retirada digna, reparé en que había alguien más allí conmigo, de esa forma en que uno se da cuenta de que no está solo en los sitios aunque no haya nadie a la vista. Y, mi ciudad no es peligrosa de la forma en que lo son hoy en día las grandes ciudades, pero mi experiencia nocturna me ha enseñado que pirados los hay en todas partes y en cualquier lugar, de manera que agarré mi lima de uñas y me volví hacia la penumbra que había a mi espalda exclamando:
- Vale, sal de ahí si no quieres que te clave esto en los huevos.
Se escuchó una risa suave y el desconocido dio un paso al frente saliendo de la oscuridad y quedando bajo una leve claridad que le dejaba el rostro en penumbra.
- Estás mucho más guapo sin peluca -contestó con una voz ronca y suave que en otras condiciones me tendría ya con las medias en los tobillos- ¿porqué te la pones?
"Vaya noche de triunfos, quien diría que es miércoles" me dije más relajado antes de responder.
- Porque es divertido. Y tu, ¿porqué te escondes en los retretes a espiar a la concurrencia? ¿porque es divertido?
- Tú eres divertido -y dando un paso más, que aún no me permitió ver su rostro pero sí un organismo bastante más apetecible que todo lo que me había follado los tres meses pasados, tendió la mano y se presentó- Soy Luke.
- ¿Luke? ¿como Luke Skywalker?-cacareé- Y en que lugar me deja eso a mi, ¿en la princesa Leia o el Chewbacca?
Me pasó la yema del dedo por el pecho velludo y susurró:
- Me decanto por el Chewbacca.
Me hizo reir, el muy travieso, y logró relajarme lo justo como para poner el culo en el lavabo y quedar ligeramente despatarrado en esa postura que sé muestra a la concurrencia todo el paquetorro, postura que solo adopto cuando estoy muy-muy relajado.
- Bien, Luke, a mi de aquella movida solo me ponía el Han Solo, pero si quieres podemos montarnos aquí mano a mano nuestra particular guerra de las galaxias -le dije porque cuando me pongo cachondo me sale la vena artística y me arranco por donde haga falta- ¿Has traido la espadita esa fosforescente?
Luke colocó sus caderas entre mis muslos y presionó su bragueta contra mi metome-en-todo susurrándome en la oreja:
- Preferiría ver tu espada, Chewbacca...
Una de las ventajas de mi disfraz de fulana es que en un plis-plas me arremangan la falda en el sobaquillo y quedo operativo para toda maniobra. Luke, chico avispado, captó en un momento la estrategia del asunto y en eso, en un plis-plas me tuvo a su merced con el trasero tan encajonado en el lavabo que aunque hubiera querido resistirme tendría que haber pedido ayuda a mi partenaire para salir del atolladero. Quien nunca haya metido el culo en un sitio así no puede entender la situación.
El muchacho colocó la punta de su lengua en el hueco que hay en mi cuello justo debajo de la nuez y poco a poco empezó a descender al ritmo de un bolerazo que se estaba cascando Paco el pincha allá en el bar, señal inequívoca de que el chiringuito estaba a punto de cerrar.
"ya el jilguero se alejó
de aquel frondoso algarrobo..."
Al llegar al ombligo, tales eran los virtuosismos que Luke había hecho con labios y dedos por los aledaños, que la espada de Chewbacca estaba a punto de explotar.
"veen sitiera por favor
ven conmigo a mi retiro
y gozaremos del amor
al son del tiple y el guiro"
- luke...lu-lu-lu-luke, para un poco porque es que si sigues por ahí yo me voy a-me voy a-me voy a...
Apenas Luke colocó sus labios en la punta del tiburón, aquello explotó por los cuatro costados ( y no pudo decir que yo no le había avisado), dejándome con las pantorrillas tiesas temblorosas y medio palmo de lengua fuera.
- AAAAAH, pero virgendelsantoremedio, Luke muchacho, quien te enseñó a hacer esas cosas con el pico...
Sorpresa. Luke ya no estaba entre mis muslos, se estaba retirando de nuevo hacia la oscuridad.
- Te veo pronto Chewbacca -le oí susurrar con lo que parecía el conato de una sonrisa-.
- ¡Espera!...¡eh, chaval!...coño, no que puedo salir de aquí solo...¡PAAACOOOO, APAGA LA MUSICA Y VEN A SACARME, CARAYYYYY!
A partir de ahí, el resto fue leyenda.

Continuará

Aludidos ilustres:


No hay comentarios:

Publicar un comentario