sábado, 22 de enero de 2011

4 - Noche agitada


El Parque Lineal es un largo paseo paralelo al río lleno de grandes chopos y arbustos en el estilo de esos parques urbanos que pretenden dar el pego de ser espacios naturales pero en los todo el mundo adivina la mano del hombre detrás de cada seto. De día se llena de jubilados y mamás con nenes que se entretienen paseando, echando pan a los patos o haciendo todo ese montón de cosas aburridas a las que se dedican  esos sectores de la sociedad, pero por la noche, como suele ocurrir con los lugares oscuros y un poco apartados de cualquier casco urbano, se llena de tíos que se esconden entre las matas esperando para hacer o que les hagan, una mamada o lo que el desconocido de turno se ofrezca a realizar: en pocas palabras, sexo anónimo y sin las complicaciones que acarrea el saber el nombre y apellidos de aquel con quien estás follando...
...y vale, no solo eso, también es una zona en la que esa gente extraña a la que le gusta echar a correr sin ir a ningún lado frecuenta para hacer eso, correr sin fundamento, de ahí que era temprano para decidir si Alejandro acudía allí para practicar footing,cruising o puede que alguna nueva variante a caballo entre las dos digamos fucking-running. Por lo general cuando acudo a pillar cacho por aquí me decanto por el estilo chupa-cuero-y-gafa-oscura porque en la penumbra, con la melena y los tacones, los chicos se confunden y huyen despavoridos cuando me acerco a agarrarles el paquete pensando igual que soy alguna confundida o es que no les va nada mi rollo dominatrix, no lo sé, pero entre mis sueños no realizados se encuentra aparecer por allí enfundado en unas mallas rosas que llevan un corazón en la pechera dibujado con lentejuelas, unos calentadores y la coleta anudada en la coronilla con ese aire tan entrañable de Olivia N-J en la película Grease...en el fondo creo que mi alter-ego siempre se ha sentido un poco Sandy...
...sin embargo por el momento y hasta que supiese de que pie cojeaba el Ale, me parecía preferible no destapar mi identidad secreta así a lo loco, por lo cual me decanté con un viejo chandal gris del instituto, un chubasquero para protegerme de la niebla que poco a poco abrazaba la ciudad y una gorra de visera. Con este poco estimulante aspecto ( "a ver si te has pasado de anodino y el Ale al verte aparecer se esconde detrás de algún chopo" susurró mi otro yo "¿no estarás negándole una oportunidad al amor?" ) y ninguna gana de hacer ejercicio me encaminé al lugar de la cita, arrastrando los pies y mascullando maldiciones contra mi mismo por no haber declinado la invitación gracias a lo cual estaría en ese momento meneando el culo en el Bora-Bora y no atravesando la ciudad en aquella noche tan húmeda y fría.
Pero, ¡ah!, cuando llegué a la fuente donde debíamos encontrarnos y vi a Alejandro, mi negatividad se esfumó: el muy atrevido se había calzado unas mallas ajustadas hasta medio muslo de un tono gris claro gracias al cual se podía apreciar la exuberancia de su paquete, un impermeable cortito que permitía apreciar a la perfección su culo de infarto y sobre todo el conjunto, sus ojos verdes extra-planetarios iluminando la noche.
- Vaya, has venido, que genial. Pensé que a última hora te ibas a desanimar y no ibas a aparecer.
- No quiero ponerme a malas con el jefe, que está la cosa muy chunga -respondí con una sonrisa que esperaba reflejase la mezcla de emoción, lujuria y concupiscencia que en ese momento me corría por las venas-. Si hay que pegarse una carrerita, pues viene uno y se la pega.
Me resultaba adorable como reía con mis gansadas porque parecía encontrarme de verdad divertido. Rio con ganas mi comentario y contestó:
- Aquí vamos a olvidarnos del trabajo, ¿vale? Vamos a disfrutar del asunto.
Al mencionar los términos "disfrutar" y "asunto" dentro de una misma frase mi mente perversa le imaginó al momento entre los arbustos a cuatro patas, con las preciosas mallitas enroscadas en los tobillos y conmigo detrás dándole para el pelo. Me costó un esfuerzo sobrehumano sacar de mi visión las imágenes obscenas que venían a continuación para responder en el tono más inocente que pude encontrar:
- Vale. Disfrutémoslo a tope.
- Pues bueno, yo voy corriendo lo que es hasta el final del parque, allí cruzo el puente y vengo hasta aquí por el otro lado del río. Si estoy muy a tope igual hago el circuito dos veces pero eso es lo máximo, ¿eh?, no me metas más caña porque no te la voy a aguantar.
"Hasta el final y volver". 
Jesús.
Eso venían a ser por lo menos ocho kilómetros de trote, distancia que yo llevaba años sin recorrer ni siquiera montado en un taxi. Pero ¿qué iba a decirle? ¿que solo troto del dormitorio al baño cuando me siento especialmente apurado?...por supuesto que no, sonreí con suficiencia y le contesté en plan machote:
- Vale, sin presiones. Hemos dicho que vamos a disfrutar del asunto, ¿no?
Ale rió aliviado como si de verdad pensase que yo una vez que ponía el interruptor en posición "correr" entraba en modo continuo estilo hamster en su rueda y pudiera seguir así durante horas.
- Estupendo. Pues venga, dale. Yo te sigo.
"Yo te sigo". Decirme a mi eso es como decirle "yo te sigo" a un conejo que encuentras muerto atropellado en la carretera. Esbocé una sonrisa que espero tuviese el aire ese de atleta olímpico a punto de batir su marca personal y propuse:
- Antes habrá que estirar un poco, no vayamos a lesionarnos. Yo es que sin mis estiramientos no soy yo, de veras.
Mi jefe seguía encontrándome divertido al parecer pero hizo un gesto con el pulgar hacia arriba como diciendo "tu mandas" y se me puso con el trasero en pompa a intentar tocarse los pies con la punta de los dedos. Cielos. La pequeña comadreja traicionera que habita el interior de mis calzoncillos malinterpretó una vez más las señales y empezó a estirarse tratando de adquirir la complexión adecuada para un mete-saca en  condiciones, lo cual me hizo resoplar azorado y exclamar:
- ¡Bah, dejémoslo, es que se me van los pies! Calentamos mejor con un trote suave y luego apretamos, ¿qué te parece?
- Puesss estupendo, claro.-contestó confundido-. Vamos entonces.
Arrancamos al trote en medio de una niebla cada vez más densa y, mientras yo me concentraba en intentar que mi respiración no sonase como la de un gorrino sin aliento, el jefe empezó a rajar.
-...quería decirte que de verdad me alegro que no tomaras en cuenta la actitud de Elizabeth durante el almuerzo y hayas aceptado venir a correr conmigo. Como te dije ella tiene siempre se comporta así, como a la defensiva, y creo que muchas veces no sabe ni lo que dice...- a pesar de que empezaba a faltarme el resuello y mi organismo entero chirriaba como un viejo barco a punto del hundimiento, pensé que la conducta de su mujer era todo menos "defensiva", pero incluso al comienzo de un colapso cardio-respiratorio sabía lo que debía y no debía decir para quedar como un señor, y me limité a mostrar los dientes mientras Ale continuaba-...ella y yo no estamos atravesando un buen momento, ¿sabes?...hicimos un matrimonio de conveniencia interesante para ambas partes y aunque creo que ella sabía todo lo que necesitaba saber de mi al casarnos, ahora siento que está...frustrada, y un poco irritada con la situación...no sé si entiendes lo que te quiero decir...-lo que desde luego no entendía era como cojones podía Alejandro largar tanto sin perder ritmo ni velocidad. Debió interpretar un gruñido mío como un "por supuesto" porque siguió-...la verdad es que a veces uno acaba cansado y con ganas de mandarlo todo a paseo, es una vida frustrante para ella y para mi, y no quiero que terminemos odiándonos el uno al otro por todo el tiempo malgastado. Ahora ella está planteándose ser madre y no sé si eso es algo que quiero, el ser padre quiero decir, con todo lo que conlleva...es una forma de vincularme a ella para siempre y mi sentimiento ahora es precisamente de todo lo contrario. El trabajo en la oficina es estresante, llego a casa agotado y lo que necesito es alguien especial, alguien con quien hacer el amor lentamente y con quien dormirme abrazado...¿me entiendes?...
No sé si tanta pregunta acerca del "¿me entiendes?" era para asegurarse de que le estaba de verdad entendiendo o si mi gesto de persona con apuros cardio-vasculares hacía sospechar que no me encontraba en absoluto concentrado en lo que me estaba diciendo. Bien, lo cierto es que le entendía, pero cierto era también que no estaba en absoluto analizando la información que estaba recibiendo, nada más...quería sentarme...
- ...escucha -logré decir al fin deteniéndome en medio de ninguna parte pero sonando como una olla a presión con la válvula descacharrada-...tengo una chinita en la zapatilla que me está matando...sigue tú que me descalzo, me deshago de ella y en un momento te alcanzo, ¿vale?
-...oh...bueno, como quieras...no me importa esperar, de verdad...
- ...he dicho "sigue tú", no sé en qué parte del "siguetú" te has perdido -siseé yo pero creo que en realidad era mi personalidad de super-girl quien estaba hablando-. Tira p'alante, joer.
Me dedicó una sonrisa nerviosa y siguió con lo que para él era un trote suave pero para mi forma física resultaba el equivalente a la final de una prueba de 500 metros vallas. Nada más perderle de vista me arrojé al suelo y estuve un rato jadeando y lamentándome como un niño pequeño, agarrándome la barriga y pensando qué podía idear para darle esquinazo e irme a mi casa, porque tan mal estaba que ni siquiera sentía ganas de irme al Bora-bora a olvidar las penas.
Y sí, tan concentrado estaba que no vi a Luke salir de la niebla hasta que no le tuve encima, contemplándome con su rostro en penumbra en el que apenas distinguía el atisbo de una sonrisa.
- ¡Jod-jod-jod-joder, Luke!...¿que cojones haces aquí?
- Que tal, Chewbacca...he olfateado tu rastro hasta dar contigo, ¿qué te parece?
Quiso hacer que sonara divertido pero en mi postura, despanzurrado en el suelo, sin aliento y con las piernas inmovilizadas con terribles calambres, me resultó más bien inquietante...
- lulululuke skywalker, en mi situación actual podría haber muerto aquí mismo de un paparrús apareciendo así como si nada en mitad de la niebla...en serio, ¿como has dado conmigo?
-...bueno, digamos que fue una coincidencia. A veces voy a pillar al Bora, pero otras vengo aquí a ver qué se cuece...-por un momento sonó casi normal, luego recuperó esa voz ronca y seductora y continuó-...venga, quería verte otra vez. No estabas en el bar, y pensé que con suerte podría encontrarte por aquí. Ya sabes que en una ciudad como esta nuestro mundo es un mundo pequeño, y terminamos por vernos todos en los mismos sitios...
-...y porqué no te había visto yo nunca por ningún lado, Skywalker?
- Salgo poco. Pero vaya, ahora que te he encontrado, se me han quitado las ganas de conversación...
Luke se echó mano a la bragueta de sus vaqueros viejos y ajustados, y comenzó a darse un magreo de infarto a la escopeta en tanto que la comadreja antes mencionada, ajena a los apuros respiratorios de su dueño, comenzó a montar una pequeña tienda de campaña en los pantalones de mi chandal cual boy-scout bien preparado.
- Hum, menos mal que hay alguien que se alegra de verme -comentó Luke sonando como si estuviera sonriendo-.
- Venga, Luke, "esta" -y señalé el camping organizado en mi entrepierna- se alegra de ver a todo lo que tenga mango...
-...cazos y sartenes excluidos, supongo...
-...ah, diablo de chico, estás consiguiendo que me relaje...
- Pues quizás debas relajarte un poco más...Toma un poco de "esta" otra...
Y con un rápido gesto metió la mano en su pantalón y sacó...en fin, sacó lo que solo puedo definir como la reina de las pollas, una hermosura convenientemente larga pero no en exceso, con un grosor perfecto, un capullo precioso y vaya, todo lo que uno se le puede imaginar a una polla para empezar a salivar como el coyote a la vista del trasero del correcaminos. Abrí las fauces cual mezzosoprano a punto de dar el do de pecho de su vida pero Luke meneó el culo haciendo que su preciosa polla dijese "no-no-no".
- Venga, Chewbacca, aquí en medio del camino nos va a pillar tu jefe en plena faena. Vamos a la espesura.
Ni por un momento reparé en como podría saber Luke que Ale era mi jefe, podría haberme cantado mi talla de calzoncillos y mi número de la seguridad social que no me hubiera dado cuenta, solo estaba pensando en sexo, sexo y más sexo, Super Girl había tomado las riendas y yo había dejado de pensar en nada...

Aludidos ilustres:

No hay comentarios:

Publicar un comentario